*Para tu Bebé:
El nacimiento supone, a menudo, el primer traumatismo sufrido por el bebé. Durante todo el embarazo y el parto su cuerpo está sometido a numerosas tensiones , las cuales pueden quedar alojadas en los tejidos y posteriormente, provocar bloqueos y dolores. Después del nacimiento se aconseja llevar al niño al osteópata, a lo largo de las primeras semanas de vida, con el fin de examinar su esqueleto y cráneo y proceder a eliminar cualquier bloqueo que pudiera perjudicar su crecimiento y desarrollo psicomotor. Todo esto es recomendable realizarlo como medida preventiva, ya que, en algunos casos, se les pueden corregir a tiempo y de forma eficiente algunos problemas que podrán surgir a largo plazo.
*Para el Embarazo:
La osteopatía trata principalmente dolencias de los sistemas osteoarticular y muscular, como dolores en la columna vertebral, cuello, hombros, nuca, pelvis, discopatía, ciática y tendinitis. También se ocupa eficazmente de la neuralgia, ciática, los dolores de cabeza, los mareos y las migrañas.
También se utiliza como auxiliar en el tratamiento de trastornos del aparato digestivo (flatulencia, acidez), así como en la incontinencia urinaria de esfuerzo. La osteopatía ayuda con el estancamiento de líquidos en las extremidades.
*Para Adultos:
La osteopatía es particularmente adecuada para mejorar el dolor, ya que implica el uso de técnicas suaves y se centra en la salud y el bienestar general de una persona. Aunque su labor es aportar el equilibrio necesario al cuerpo para actuar de manera preventiva, corrigiendo desequilibrios antes de que se produzcan consecuencias dolorosas.
Puede ayudar a los adultos a recuperar la movilidad y la flexibilidad perdidas, y es especialmente útil para reducir:
- Dolor de espalda baja o rigidez (lumbago) y del nervio ciático.
- Dolor en el cuello, hombro, dolor en el brazo o la mano.
- Dolores de cabeza, migrañas, estrés o insomnio.
- Dolor cervical.
- Dolor en la cadera, rodilla y pies.
- Terapia para después de una cirugía (tratamiento post-operatorio) y de las cicatrices.
- Rigidez y movilidad general reducida.
- Tratamiento preventivo.
- Problemas maxilofaciales, dolor de la mandíbula.
- Trastornos circulatorios.
- Trastornos acúfenos o tinnitus.
- Problemas digestivos (reflujo, estreñimiento y diarrea).